Entrevista

Conversando con el Vicario. Entrevista al Rev.P. Diego Rosales

“Como vicario en esta parroquia, sólo puedo dar testimonio del amor de los hermanos, un solo corazón y un solo espíritu”.

Por Orlando Jerez.-

El reverendo padre Diego Rosales es un vivo ejemplo de que cuando Dios toca un corazón, se renueva y se transforma por completo. Con apenas dos años de ordenación presbiteral (30 de junio 2018), el Señor le concedió, al padre Diego, como se le conoce en la comunidad parroquial, la encomienda de ser el vicario de la Parroquia Jesús Maestro.

Rosales, quien es oriundo de Argentina, era hijo de don Francisco Alberto Rosales (fallecido el 4 de octubre del 2008) nativo de la provincia de Córdoba. Mientras que su madre es doña Delia Aguirre (87 años) nacida en la provincia del Chaco.

Él es el menor de cinco hermanos, Reinaldo (fallecido en el 2001), Ramón, Ana María y Herminda Beatriz, con quienes cultivó una excelente relación a pesar de ser el único hijo del segundo matrimonio de madre, por lo que el trato siempre  ha sido de hermanos en todo el sentido de la palabra.

Pero en esta edición, no sólo hablamos con el sacerdote o el vicario, sino también con el hombre que Dios levantó y sacó de las tinieblas. Y hoy por hoy, al igual que la Virgen María, el padre Diego proclama la grandeza del Señor y todas las obras que el Todopoderoso ha realizado en su vida.

¿ Cómo fue su formación cristiana en el hogar?

Mi  preescolar y la escuela primaria fueron en el colegio Sagrado Corazón de Jesús, de Martín Coronado, provincia de Buenos Aires. Digamos que mis padres dejaron mi educación de fe al colegio, ellos no habían tenido una buena formación, pero sabían que era importante una formación en la fe católica, que era la herencia tenue que tenían ellos de sus padres.

¿Siempre fue catecúmeno?

Catecúmeno significa : Persona que se está instruyendo en la doctrina y misterios de la fe católica, con el fin de recibir el bautismo. Espiritualmente en mi corazón , mi bautismo se congeló desde que salí del colegio primario. Mi bautismo necesitaba un electroshock que lo reanimara, pasarían 32 años para eso.

¿Con cuáles palabras define el Camino Neocatecumenal?

Me encanta como lo dice San Juan Pablo II cuando escribe: “reconozco el Camino Neocatecumenal como un itinerario de formación católica, válida para la sociedad y para los tiempos de hoy” y más no puedo expresar, lo debes vivir.

¿Cómo el Camino Neocatecumenal ha impacto su vida?

Luego de las catequesis mi vida dio un giro de 180 grados . Vivía apartado de Dios, en mi vida no dejaba lugar para Él;  lo cual me llevó a una vida egoísta, lleno de soberbia y orgullo, perfeccionista, justiciero, una vida moralmente desordenada en donde me creía una persona buena; donde todos eran un problema para mí, cerrado a  formar una familia; era yo y solo yo. Así me encontró  Jesucristo, sentado al borde del camino mendigando afectos y en la oscuridad; y Él tuvo piedad para conmigo, me sacó de mi ceguera y me mostró realmente lo bello de la creación, de la vida, de  mi prójimo, de lo que vale el Don de la vida; en definitiva mirar al mundo y  a mí, con sus ojos. Y ver mis pecados, también con sus ojos, entregárselos y liberarme de las cadenas; ver que soy un pecador como todos, pero no escandalizarme sino pedir el Don de convertirme día a día.  Pero Dios fue mas allá y me llamó a servir .

¿ La vocación sacerdotal cómo y cuándo la descubrió?

En mayo del año 2007,  todas las comunidades argentinas eran invitadas a la peregrinación al encuentro con el Papa Benedicto XVI en Aparecida, Brasil; un viaje de varios días en ómnibus, creo que una semana ida y vuelta. Hablé con el gerente de la fábrica y le dije eso mismo, arriesgué mi trabajo y mi único medio de sustento material por un encuentro con Cristo que nos esperaba en Brasil. Con mucha sorpresa el gerente accedió y me fui allí. Kiko Argüello, Carmen Hernández y P. Mario Pezzi, el equipo responsable del Camino Neocatecumenal, realizaban un encuentro con todos los jóvenes el último día. En este encuentro hubo un llamado vocacional al sacerdocio, entre otros carismas, y al empezar el mismo, volví a ver que de mis ojos bajaba una lágrima y el llanto, y un fuego en el centro de mi pecho,  ¡que susto me pegue ese día!

Creí que me daría un infarto, no sabía qué me pasaba y luego pasó. Este fue mi primer llamado vocacional.

El segundo llamado vocacional fue en junio del 2007, en otro encuentro vocacional con el entonces cardenal de Buenos Aires, monseñor Jorge Bergoglio. Todo lo vivido se repitió, en forma idéntica, solo que le dije al Señor  Jesús: Señor, no sé qué hacer ¿Me llamas a mí?…me has dado una vida nueva llena de gozo y alegría, me has dado una esperanza de formar una familia con una muchacha, tú me conoces, yo no sirvo para esto, soy un pecador…. me conoces; pero estoy abierto a lo que tú quieras, tú me has dado vida y ahora sé que estás conmigo, no estaría vivo sin ti, ¡párame porque no tengo fuerzas!…. Y me paré y el cardenal Bergoglio nos dio su bendición para ir al sorteo internacional. Luego, llegué a República Dominicana al seminario Redemptoris Mater de Santo Domingo, un 4 de octubre del año 2007,  un pibe de 33 años.

Sobre el sacerdocio, ¿Qué es lo que más le gusta? 

Sigo experimentando la novedad de ser sacerdote, recuerdo que monseñor Francisco Ozoria Acosta insistió en acrisolar el espíritu sacerdotal en estos primeros 4 años y tengo dos años de sacerdocio, aun estoy en los primeros amores (Risas).

¿ Cuál es su visión sacerdotal y cómo quieren que lo recuerden?

Cuando Jesucristo me dio fuerza para pararme y aceptar libremente el llamado al sacerdocio, me dijeron en ese llamado ¨ ¿estás dispuesto a ir a cualquier parte del mundo a evangelizar donde no conozcan a Jesucristo?¨ Estoy delineado con ese dibujo, un sacerdote misionero.  Y, tal vez, si alguno me recuerda,  ese pensamiento lo lleve a mirar, a acercarse, a creer, a dejarse amar por Jesucristo.

Sabemos que proviene de Argentina, pero ¿Cómo se ha sentido en RD y cómo ha asimilado este cambio en sentido general ? 

Al aceptar  “a cualquier parte del mundo”, acepté que mi ser debía abrirse a la novedad, a dejarme sorprender. Este país fue pensado por Dios para mí, así que es el mejor país donde estaré hoy.  Aquí tengo una comunidad neocatecumenal  en la parroquia María Auxiliadora, donde me he sentido muy amado por ustedes durante toda mi formación presbiteral.

El seminario me ha entregado el amor de Dios por medio de mis hermanos seminaristas, formadores, etc. Y mi comunidad argentina, al venir a mi ordenación presbiteral aquí, se han sentido amados de la misma forma, extrañan Dominicana. En el tiempo, estuve como seminarista en un equipo de evangelización itinerante, luego como diácono transitorio en una parroquia del Oeste, y hoy como vicario en esta parroquia.  Sólo puedo dar testimonio del amor de los hermanos, un solo corazón y un solo espíritu. El cambio total de lugar de vida se ha encargado el Espíritu Santo que Cristo nos entrega y hace que todo sea buenísimo. Por ello, cuando vuelvo a mi país extraño Dominicana, todo así como la conozco.

¿Qué es lo que más extraña de Argentina?

San Luis, porque es parte de mi memorial vocacional y encuentro con Jesucristo. Pero no tengo tiempo de extrañarlos mucho, regularmente puedo volver a mi tierra, veo a mi madre y a mi gente en la medida de lo posible; salvo este año.

¿Y de la República Dominicana que es lo que más le gusta?

Su capacidad de cantar en el sufrimiento o  en la precariedad, su docilidad a Dios y  a la Virgen María. Su gente, su corazón, su color. Ni qué hablar de la tierra y lugares que aún me faltan por conocer. No puedo elegir sólo una cosa, para gustar de Dominicana hay que vivirlo. En gastronomía tienen un espectro cromático de variedad interesante.

Nos gustaría conocer alguna experiencia de fe o testimonio en la que haya visto reflejada la misericordia de Dios. 

En el año 2000,  salí de Buenos Aires cansado de la violencia, no pude terminar mis estudios de Ingeniería Aeronáutica y,  perdiendo la casa mis padres por un problema económico, viajé 800 km al interior a buscar trabajo para ayudarlos a ellos y la paz que no encontraba; llegando a la provincia de San Luis en el 2001.  A mediados del año 2004, caí en un pozo profundo de crisis existencial. A Dios no lo encontraba en ningún lado; había leído mucho sobre distintas religiones y ninguna me convencía. Era un ateo práctico. Estaba en mi infierno.

Por el año 2006,  el jefe de producción de la fábrica donde trabajaba me invita a una catequesis para adultos, Dios lo usó como instrumento de salvación. Al escuchar las catequesis, Dios me abrió una gran interrogante: ¿Es verdad que hay un Dios que me ama tanto que entregó su único hijo por mí, que no me juzga, que me quiere así como soy y encima me promete la vida eterna? Me decía: eso no es lógico.

Al mismo tiempo, una Pastoral Juvenil de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de San Luis, me invita a un retiro de tres días, accedí y sucedió algo inexplicable, llegando a la casa de retiro empiezo a llorar sin razón, sólo había una sensación de encontrarme con un viejo amigo muy querido. Así fue durante todo el retiro y, mientras miraba el Santísimo Sacramento expuesto, le preguntaba a Él ¿Es verdad que me amas? ¿Es verdad que has estado toda mi vida a mi lado? Luego, en este retiro se realiza una celebración penitencial, después de 18 años me confieso, y lloré, lloré, y seguía llorando, y algo dentro mío me soltó, y me dio una paz enorme, una certeza de que Dios me ama, que vale la pena vivir esta vida, que todo es posible. Esa certeza nunca la había tenido, siempre había vivido en el miedo.

Terminé las catequesis del Camino Neocatecumenal y empecé a “caminar”, como decimos nosotros en la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima. Mi carisma dentro de la comunidad era de salmista o cantor de la comunidad. Cuánta misericordia, ternura, paz, perdón, amor de parte de mi Dios para conmigo.

Finalmente, ¿Algún mensaje final para compartir con aquellos jóvenes que están pidiendo a Dios discernimiento vocacional?

Dios es fiel. ¡No tengan miedo! ¡No tengan miedo! ¡No tengan miedo! Abran su corazón a la acción del Espíritu Santo. Dios no los elegirá para ser infelices, amargados. Dios te dará el sabor de la vida que estás buscando, lo que quieres Él te lo dará, más de lo que te imaginas. Déjate guiar por el Señor Jesucristo. ¿Dudas? No te mires, no mires tu miseria, Él la conoce y, aun así, Él te ama y quiere estar en ti, en tu corazón para que seas pleno.

¡Ánimo jóvenes , la vida es bellísima en Cristo!

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